El DHA es una de estas grasas omega-3 y destaca por ser considerado una sustancia esencial para el cerebro y el sistema nervioso en general.
El cerebro dispone de una estructura rica en grasas, siendo el órgano del cuerpo con mayor proporción de estas sustancias. Más del 80% de estas grasas son de calidad, concretamente ácidos grasos insaturados (omega-3, omega-6 y omega-9).
De forma individual, es el DHA el aceite esencial más abundante, razón por la que se considera fundamental para la correcta formación del cerebro, para su adecuado desarrollo y para mantener la funcionalidad de este órgano capital.
En el cerebro, como en los demás órganos, existe una constante renovación de las moléculas que componen las distintas estructuras y células. Es por esto que el DHA debería ser aportado de forma constante en la dieta mediante el consumo de alimentos ricos en grasas omega-3 (básicamente pescado azul). Existen dos periodos críticos en el desarrollo del cerebro en los que aumenta la necesidad de estas grasas y, en especial, de DHA: el periodo fetal y los primeros 3 meses de vida.
Dentro del periodo fetal existen dos etapas a destacar. Sobre la semana 18 se produce un pico en el aumento del número de neuronas (células básicas del sistema nervioso) y, durante el tercer trimestre de embarazo, el importante desarrollo en tamaño de todo el cerebro.
Más tarde, dentro del primer trimestre después del nacimiento, existe otro pico en el número de células del cerebro, esta vez de las células que protegen, acompañan y nutren a las neuronas (las células gliales).
Varios autores han publicado artículos científicos para conocer mejor los efectos del DHA en el desarrollo cognitivo y psico-neurológico del recién nacido durante el embarazo y la lactancia. Revisiones bibliográficas de los artículos publicados sobre el tema hasta el momento concluyen en relacionar también la carencia de esta grasa con la depresión post-parto. A pesar de la evidencia científica en la relación DHA-depresión post-parto, no se conoce completamente el mecanismo concreto de contribución a la aparición de esta patología. Es necesaria la confluencia de varios factores (genéticos y ambientales) para la depresión, pero niveles bajos de omega-3 (particularmente de DHA) contribuyen a su desarrollo.
Del autor R. McNamara, una celebridad en el estudio del DHA, destacamos sus publicaciones en las que otorga gran importancia al DHA durante el embarazo y los primeros meses de vida del bebé.
En estos artículos, se asegura que el DHA aumenta su acumulación en el cerebro durante el tercer trimestre del embarazo y sigue acumulándose en gran medida hasta los 12 años de edad. Parte de este DHA se reemplaza a diario en el cerebro (de un 2-8%) por lo que es importante el consumo de omega-3 durante toda nuestra vida.
Los niveles de DHA de la madre determinan el nivel de DHA de su leche. La leche materna tiene más DHA si la madre toma una dieta rica en DHA o lo suplementa.
Los niños cuya alimentación tiene carencias de DHA (lactancia con carencia de DHA o leche artificial sin DHA añadido) presentan pequeños signos neurológicos como menor agudeza visual, lentitud de memoria visual, déficit en la resolución de problemas, menores índices de inteligencia.
Los déficits de acumulación de DHA cerebral en los niños se consideran potencialmente responsables de algunas alteraciones como déficits de atención, impulsividad, pobre capacidad de aprendizaje y de lenguaje, pobre sociabilidad, hiperactividad, comportamientos agresivos, ansiedad, depresión y otros transtornos psico-neurológicos.
Otros estudios actuales muestran como una dieta rica en DHA en el embarazo conlleva ventajas en el desarrollo del niño (cognitivos, de atención y de agudeza visual).
- I.B. Helland, L. Smith, K. Saarem, O.D. Saugstad, C.A. Drevon, Maternal supplementation with very-long-chain n-3 fatty acids during pregnancy and lactation augments children’s IQ at 4 years of age, Pediatrics 111 (2003) 39–44.
- J. Colombo, K.N. Kannass, D.J. Shaddy, S. Kundurthi, J.M. Maikranz, C.J. Anderson, O.M. Blaga, S.E. Carlson, Maternal DHA and the development of attention in infancy and toddlerhood, Child Dev. 75 (2004) 1254–1267.
- S.M. Innis, J. Gilley, J. Werker, Are human milk long-chain polyunsaturated fatty acids related to visual and neural development in breast-fed term infants?, J. Pediatr. 139 (2001) 532–538.
- J.L. Daniels, M.P. Longnecker, A.S. Rowland, J. Golding, the ALSPAC Study Team, Fish intake during pregnancy and early cognitive development of offspring, Epidemiology 15 (2004)
Fuente: blog FITONTRICIÓN