jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Nos vamos a vivir al pueblo?

Uno de cada cuatro españoles vive en localidades de menos de 10.000 habitantes, en un ambiente rural, menos contaminado que el de las ciudades, pero más alejado de los grandes hospitales. ¿Influye este hecho en el estado de salud de la población rural? ¿Resultan sus habitantes perjudicados por su lejanía de los hospitales? ¿Es más saludable vivir en el campo?

Una investigación llevada a cabo por la Sociedad Española de Medicina General responde afirmativamente a estas preguntas. Algunos factores ambientales del campo parecen jugar a favor de sus habitantes, que sufren menos casos de cáncer, padecen menos hipertensión y desarrollan menos trastornos psicológicos, como ansiedad y depresión. Por el contrario, vivir en el campo hace a sus habitantes más vulnerables a las enfermedades infecciosas y a las crisis cardiovasculares agudas, sobre todo por lo que tardan los servicios de emergencia en atenderles

                                                          **Foto de "La Hiruela", en la sierra norte de Madrid

El estudio ya ha concluido su primera fase, que se ha centrado en el estado de salud de los habitantes de 25 localidades de 11 comunidades autónomas, con una población total de 37.813 habitantes. La investigación, la más ambiciosa realizada hasta la fecha sobre la salud de la población rural, fue presentada en el reciente congreso de la Sociedad Española de Medicina General, celebrado en Madrid el pasado mes de junio. A partir de ahora, los investigadores extenderán su trabajo a otros 200 pueblos españoles.

Lo primero que ha puesto de manifiesto este trabajo es que la población rural está más envejecida que la urbana.
Otra conclusión importante ha sido que los habitantes rurales tienen el 10% menos de posibilidades de morir de cáncer. Así, mientras que el 25,2% de las muertes registradas en España cada año se deben al cáncer, entre los pueblos estudiados este porcentaje se reduce al 22,69%.No todos los cánceres, sin embargo, afectan por igual en el campo y en la ciudad, ya que mientras que algunos (como los de colon, estómago y próstata) presentan tasas de mortalidad muy similares en los dos medios, en otros las diferencias son abismales. El porcentaje español de mortalidad por cáncer de mama, el 5%, es el doble del registrado en los pueblos estudiados, el 2,41%. La diferencia aún es mayor en el cáncer de pulmón: el 2,4% en el campo por el 7,9% de media nacional.

        ** El Hayedo de Montejo, sierra norte de Madrid

 

Menos ansiedad, los mismos ansiolíticos

¿Sufre la población rural menos trastornos psicológicos, como ansiedad o depresión, asociados a veces a la agitada vida urbana? Los primeros datos del estudio no ofrecen, por el momento, datos concluyentes. Así, el número de casos diagnosticados en la población rural es mucho menor que entre la población urbana: 'Sólo el 5% de los habitantes de los pueblos estudiados tienen diagnosticado un caso de ansiedad o depresión, cuando la cifra que se maneja en las ciudades se multiplica por tres, hasta el 15% o el 20%'. Pero la cosa cambia si se mira el consumo por habitante de ansiolíticos, antidepresivos u otras medicinas psicoactivas. Aunque la cifra es ligeramente menor en el ámbito rural, 'el consumo tiende a equipararse con el de las ciudades y en cualquier caso está muy por encima de lo que correspondería por el número de diagnósticos'. ¿Qué conclusiones deben sacarse de esta disparidad? 'Hay varios factores que pueden influir en ello, pero antes habría que confirmar si es cierto que la población rural sufre en realidad menos trastornos psicológicos o que lo que está pasando es que éstos se diagnostican menos'. La menor presencia de especialistas en salud mental en el medio rural podría explicar esta diferencia. También pueden influir aspectos culturales, 'como la mayor aceptación de estos trastornos en los ámbitos urbanos, mientras que en los pueblos pueden estar vistos bajo otras perspectivas y hay cierta resistencia a vincularlos a todo lo que es la psicología o la psiquiatría', según los investigadores. Los autores del estudio apuntan igualmente la posibilidad de que en el ámbito rural exista una mayor automedicación. También destacan que 'la relación entre médico y paciente en un pueblo es más estrecha, por lo que puede ser que los médicos prescriban psicofármacos a pacientes en los que sospechan un trastorno psicológico, aunque éste no haya sido diagnosticado como tal'.

Un articulo de  ORIOL GÜELL

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