miércoles, 18 de enero de 2012

Piel y articulaciones siempre jovenes = Ácido hialurónico

El ácido hialurónico con alta biodisponibilidad es una fuente tanto para las articulaciones como para una piel joven y saludable. El ácido hialurónico es un polisacárido que actúa como un imán de gran potencia para el agua dentro de nuestro organismo. Favorece de manera significativa la cantidad de líquido que pueden contener los tejidos de la piel y de los cartílagos. El ácido hialurónico no sólo es importante para una piel suave y fresca, también es un componente principal del líquido sinovial de las articulaciones y actúa como un lubricante para todos los movimientos de las articulaciones. Su función principal es regular el contenido de agua de la matriz extracelular del tejido conectivo. Las propiedades principales del ácido hialurónico son las siguientes:
  • Almacenamiento de Agua - Cada gramo puede enlazar hasta 6 litros de agua. El humor vítreo del ojo por ejemplo, se compone de 98% de agua enlazado en sólo 2% de ácido hialurónico.
  • Sustancia esencial para la piel - El ácido hialurónico es crucial para una piel suave y fresca.
  • Resistencia a la presión - El agua casi no se puede comprimir, y esta propiedad favorece el tejido que contiene el ácido hialurónico, por ejemplo los núcleos del discos vertebrales, que así pueden sostener grandes cargas y el propio peso corporal.
  • La función de lubricación - El ácido hialurónico es un componente importante del líquido sinovial y actúa como un lubricante para todos los movimientos de la articulación.
Se ha demostrado que a partir de los 30 años el nivel del ácido hialurónico en el organismo empieza a disminuir. Investigaciones en los últimos años han demostrado que el ácido hialurónico tiene un papel importante en el organismo. Hoy en día se usa como sustancia cosmética, complemento alimenticio, como sustancia inyectable para mejorar la función articular y con ciertas modificaciones como implantes para la cirugía estética.

Ácido hialurónico para la piel
El ácido hialurónico es producido por nuestro organismo y se encuentra distribuido en todo el organismo. Pero más del 50% del ácido hialurónico presente en el cuerpo se encuentra en la piel.
El ácido hialurónico es una parte importante de las células de la piel que se extiende en el espacio entre las celulas, formando una matriz extra celular que apoya el tejido de colágeno, la elastina y las proteínas estructurales.
Por su inmensa capacidad de almacenar humedad, el ácido hialurónico puede aumentar su volumen de las estructuras de la piel desde dentro. Como efecto el ácido hialurónico puede favorecer la reducción de las arrugas en frente, alrededor de los labios, los ojos y de la nariz.

Ácido hialurónico para las articulaciones
El ácido hialurónico es el principal componente del líquido sinovial y está presente en el cartílago de las articulaciones en cantidades significativas.
El ácido hialurónico es un lubricante inteligente. Su estructura y peso molecular le da una alta viscosidad ideal para lubricar las articulaciones en toda la superficie del cartílago. Además puede cambiar la viscosidad dependiendo de la carga que la articulación tiene que soportar. Es decir a mayor carga aumenta la viscosidad para garantizar la óptima lubricación en cualquier momento.
Varios estudios han demostrado la función importante del ácido hialurónico en la lubricación de las articulaciones. El ácido hialurónico incluso puede mejorar el estado de las capas superficiales del cartílago y puede favorecer la estructura y la densidad de las células del cartílago.

El ácido hialurónico que ingerimos con la comida o con un complemento alimenticio ayuda a mantener la humedad natural en la piel, favorece la función de la piel y proporciona un aspecto más juvenil y fresco de la piel. Al mismo tiempo, el ácido hialurónico, favorece la reproducción del líquido sinovial, esencial para el buen funcionamiento de las articulaciones y puede contribuir a la regeneración del cartílago de las articulaciones.

lunes, 2 de enero de 2012

Cuidarse por Navidad el mejor regalo.

Durante estos días de finales de fiestas navideñas en los que nos encontramos, coinciden dos hechos que modifican de forma importante algunos de nuestros hábitos diarios. Nos referimos a la llegada del invierno y a la celebración de la Navidad y la entrada del nuevo año.
La entrada en la estación invernal conlleva el solsticio de diciembre. Son los días, en el hemisferio Norte del planeta,con menos horas de luz solar y suelen ir acompañados de una acusada bajada de las temperaturas.
Esta época se caracteriza también por las fiestas navideñas, con numerosos compromisos sociales que se suceden seguidos: reuniones familiares, con amigos, compañeros de trabajo, etc.  Generalmente estos compromisos terminan compartiendo comidas y cenas de celebración, con abundancia de alimentos de alta densidad calórica. Son habituales los excesos en cuanto a comida y bebida, disminuyendo de forma importante el consumo de frutas y verduras y aumentando el de proteínas, grasas (no siempre de alta calidad) y azúcares de absorción rápida (en forma de turrón, polvorones,…). Esta “nueva dieta” se caracteriza por el aumento de alimentos que contribuyen a aumentar la acidez corporal (proteínas y grasas), por la existencia de picos de azúcar en sangre (al abusar de postres y por aumento general de la cantidad total de alimentos consumidos) y por carencias de minerales.


El ritmo de actividad diaria entra en gran asincronía con el ritmo de la naturaleza. La disminución paulatina durante el otoño de las horas de luz no se corresponden a menos horas de trabajo y actividad. Contrariamente, se dedica mucho tiempo a la preparación y celebración de las fiestas navideñas, y a pesar de los días no laborables, se llegan a producir situaciones descritas como de “estrés navideño”.
El cuerpo debe adaptarse a estas situaciones: la llegada del frío, el menor tiempo de exposición solar, la mayor actividad (que puede ser incluso frenética por conseguir un determinado regalo, por preparar cierta comida o por tenerlo todo preparado para los invitados), los excesos y carencias de nuestra “nueva dieta”,…
Para afrontar estas próximas semanas, tratando de minimizar los efectos perjudiciales que estos cambios pueden suponernos, puede ser de utilidad el uso de dos complementos fitoterapéuticos: el jengibre y la chlorella
El JENGIBRE es un producto preparado en cápsulas de extracto seco de jengibre, que facilita su toma y aporta todas sus propiedades. Disponemos del artículo “Jengibre contra problemas digestivos y de estómago” donde se analiza profundamente todas estas propiedades. Es de gran utilidad frente a comidas abundantes que pueden ocasionarnos sensación de pesadez, de dificultad digestiva y ayuda a regular el azúcar en sangre. Además, tonifica nuestra energía, nos sirve para combatir el frío y ayuda en la prevención de congestiones respiratorias, resfriados y tos. La dosis puede ser de 3 cápsulas al día, una al final de cada comida (desayuno, comida-almuerzo y cena).
La CHLORELLA también es un producto en cápsulas, en este caso de alga Chlorella, que facilita el consumo de esta alga aportando todas sus propiedades. La chlorella es una alga verde que destaca por su gran aporte de clorofila y minerales. Sus propiedades son derivadas de este aporte, remineralizando el cuerpo y combatiendo la acidez metabólica, facilitando el proceso digestivo, regulando los azúcares en sangre, tonificando el organismo en general,…  Recomendamos 6 cápsulas al día, dos cápsulas en cada comida (desayuno, comida-almuerzo y cena).
Este tratamiento está pensado para personas que en la actualidad no están siguiendo ningún tratamiento ajustado y específico de su terapeuta. Puede realizarse como un tratamiento durante 2-3 semanas, aunque estos productos también pueden ser útiles como tratamiento sintomático esporádico ante digestiones pesadas, sensación de acidez, falta de energía y agotamiento, inicios de resfriados y aparición de dolores generales (especialmente de predominio matutino).
No debemos descuidar nuestra salud pero sin que esto nos obligue a dejar de celebrar estos días de fiesta.