miércoles, 22 de febrero de 2012

DHA, nutriente cerebral: Imprescindible en embarazo y lactancia

 Las grasas omega-3 son consideradas grasas de calidad y aportan múltiples beneficios al ser humano. Son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados esenciales, es decir, que deben ser aportados en su mayor parte a través de la dieta o mediante suplementación ya que el cuerpo no puede producirlos y sólo puede transformar una cantidad insuficiente de otros tipos de grasas en estas omega-3.
El DHA es una de estas grasas omega-3 y destaca por ser considerado una sustancia esencial para el cerebro y el sistema nervioso en general.
El cerebro dispone de una estructura rica en grasas, siendo el órgano del cuerpo con mayor proporción de estas sustancias. Más del 80% de estas grasas son de calidad, concretamente ácidos grasos insaturados (omega-3, omega-6 y omega-9).
De forma individual, es el DHA el aceite esencial más abundante, razón por la que se considera fundamental para la correcta formación del cerebro, para su adecuado desarrollo y para mantener la funcionalidad de este órgano capital.
En el cerebro, como en los demás órganos, existe una constante renovación de las moléculas que componen las distintas estructuras y células. Es por esto que el DHA debería ser aportado de forma constante en la dieta mediante el consumo de alimentos ricos en grasas omega-3 (básicamente pescado azul). Existen dos periodos críticos en el desarrollo del cerebro en los que aumenta la necesidad de estas grasas y, en especial, de DHA: el periodo fetal y los primeros 3 meses de vida.
Dentro del periodo fetal existen dos etapas a destacar. Sobre la semana 18 se produce un pico en el aumento del número de neuronas (células básicas del sistema nervioso) y, durante el tercer trimestre de embarazo, el importante desarrollo en tamaño de todo el cerebro.
Más tarde, dentro del primer trimestre después del nacimiento, existe otro pico en el número de células del cerebro, esta vez de las células que protegen, acompañan y nutren a las neuronas (las células gliales).

Varios autores han publicado artículos científicos para conocer mejor los efectos del DHA en el desarrollo cognitivo y psico-neurológico del recién nacido durante el embarazo y la lactancia. Revisiones bibliográficas de los artículos publicados sobre el tema hasta el momento concluyen  en relacionar también la carencia de esta grasa con la depresión post-parto. A pesar de la evidencia científica en la relación DHA-depresión post-parto, no se conoce completamente el mecanismo concreto de contribución a la aparición de esta patología. Es necesaria la confluencia de varios factores (genéticos y ambientales) para la depresión, pero niveles bajos de omega-3 (particularmente de DHA) contribuyen a su desarrollo.
Del autor R. McNamara, una celebridad en el estudio del DHA, destacamos sus publicaciones en las que otorga gran importancia al DHA durante el embarazo y los primeros meses de vida del bebé.
En estos artículos, se asegura que el DHA aumenta su acumulación en el cerebro durante el tercer trimestre del embarazo y sigue acumulándose en gran medida hasta los 12 años de edad. Parte de este DHA se reemplaza a diario en el cerebro (de un 2-8%) por lo que es importante el consumo de omega-3 durante toda nuestra vida.
 Los niveles de DHA de la madre determinan el nivel de DHA de su leche. La leche materna tiene más DHA si la madre toma una dieta rica en DHA o lo suplementa.
Los niños cuya alimentación tiene carencias de DHA (lactancia con carencia de DHA o leche artificial sin DHA añadido) presentan pequeños signos neurológicos como menor agudeza visual, lentitud de memoria visual, déficit en la resolución de problemas, menores índices de inteligencia.
Los déficits de acumulación de DHA cerebral en los niños se consideran potencialmente responsables de algunas alteraciones como déficits de atención, impulsividad, pobre capacidad de aprendizaje y de lenguaje, pobre sociabilidad, hiperactividad, comportamientos agresivos, ansiedad, depresión y otros transtornos psico-neurológicos.
Otros estudios actuales muestran como una dieta rica en DHA en el embarazo conlleva ventajas en el desarrollo del niño (cognitivos, de atención y de agudeza visual).
  • I.B. Helland, L. Smith, K. Saarem, O.D. Saugstad, C.A. Drevon, Maternal supplementation with very-long-chain n-3 fatty acids during pregnancy and lactation augments children’s IQ at 4 years of age, Pediatrics 111 (2003) 39–44.
  • J. Colombo, K.N. Kannass, D.J. Shaddy, S. Kundurthi, J.M. Maikranz, C.J. Anderson, O.M. Blaga, S.E. Carlson, Maternal DHA and the development of attention in infancy and toddlerhood, Child Dev. 75 (2004) 1254–1267.
  • S.M. Innis, J. Gilley, J. Werker, Are human milk long-chain polyunsaturated fatty acids related to visual and neural development in breast-fed term infants?, J. Pediatr. 139 (2001) 532–538.
  • J.L. Daniels, M.P. Longnecker, A.S. Rowland, J. Golding, the ALSPAC Study Team, Fish intake during pregnancy and early cognitive development of offspring, Epidemiology 15 (2004)
Los déficits pueden ser reducidos si se aumenta la ingesta de DHA durante el periodo de gestación y lactancia. La dosis debe ser segura (para la madre e hijo) pero suficiente para ser eficaz. Se concluye que de 2 a 3 gr./día de aceite de pescado mejora la cantidad de DHA de la madre y de la leche materna.

Fuente: blog FITONTRICIÓN

jueves, 16 de febrero de 2012

ENZIMAS: Claves para una buena digestión y asimilación de los nutrientes

¿Para qué sirven los suplementos de enzimas?
 Tomadas junto a los alimentos, las enzimas mejoran la digestión de las proteínas, carbohidratos y grasas y están indicadas en los siguientes tratamientos:
Obesidad, fibrosis quística: enzimas pancreaticas, lipasa, bilis de buey
Flatulencia, hinchazón abdominal: enzimas pancreáticas, amilasa.
Asma, eccema, alergias, síndrome del colon irritable: pepsina, betaína clorhidrato, enzimas pancreáticas
Tomadas fuera de las comidas están indicadas en:
SIDA: pancreatina, papaina, lipasa, amilasa, bromelina, tripsina y quimiotripsina, junto con bioflavonoides.
Verrugas, herpes zoster: tripsina, quimiotripsina, proteasa.
Cáncer: pancreatina, pepsina, betaína clorhidrato, bromelina, papaína, tripsina, qumiotripsina, lipasa, amilasa
Tumores benignos de mama: enzimas proteolíticas junto con vitamina E.
Esclerois múltiple: pancreatina con ácidos grasos esenciales.
Finalmente las enzimas proteolíticas tomadas fuera de las comidas pueden mejorar las afecciones vasculares, tratar heridas, disminuir la inflamación, mejorar la artrosis y los reumatismos.

Cobran especial relevancia la Papaya, Piña y Manzana en este tipo de terapias
Alimentos frescos y crudos
 Las enzimas se encuentran en los alimentos frescos y crudos y son muy sensibles al calor: se destruyen a temperaturas a partir de 30ºC. Freir los alimentos es, en este sentido, uno de los peores métodos de cocción ya que se emplean temperaturas muy elevadas. Ocurre lo mismo con la pasteurización, el enlatado y los microondas, por las altas temperaturas.
Una dieta a base de alimentos cocinados y procesados obliga al páncreas a segregar mayor cantidad de enzimas digestivas, y por tanto dedica menos energía a producir enzimas metabólicas lo que a la larga lleva a un agotamiento enzimático.
No es sin embargo, necesario seguir una dieta estrictamente crudívora, pero si es importante incluir cada día alimentos no desnaturalizados y ricos en enzimas vivas como frutas y verduras frescas, germinados, algas, semillas, frutos secos y productos lácteos no pasteurizados. Una alimentación integral, biológica, rica en verduras y frutas frescas es a su vez rica en minerales y vitaminas, nutrientes necesarios para que el organismo produzca sus propias enzimas mas eficientemente.


Terapia enzimatica 

La dieta actual no incluye generalmente los suficientes alimentos crudos y le sobran alimentos manipulados. El resultado es un empobrecimiento enzimático que tiene efectos en nuestra salud.
El uso de enzimas digestivas para el tratamiento de enfermedades es muy antiguo. Los mayas y otros pueblos aplicaban hojas de papaya, que contienen una enzima denominada papaína, en ulceraciones malignas. Pero fue a principios del siglo XX cuando investigadores alemanes descubrieron que ciertas disfunciones del organismo estaban relacionadas con la actividad de las enzimas.
El jugo pancreático, rico en enzimas, se empezó a usar entonces para el tratamiento del cáncer.  Hoy, la enzimoterapia, nombre que recibe el uso terapéutico de enzimas, se utiliza cada vez mas en tratamientos para mejorar las digestiones, eliminar virus, estimular las defensas, acelerar la curación de las heridas y suprimir los mecanismos inflamatorios.

viernes, 3 de febrero de 2012

OLIGOTERAPIA: SEGURA Y EFICAZ

¿Qué es y en qué se basa la oligoterapia?

La oligoterapia es lo que llamamos una medicina del terreno y se basa en el uso de los oligoelementos, que son elementos minerales presentes en nuestro organismo en concentraciones muy bajas pero esenciales para el correcto funcionamiento de las reacciones metabólicas de nuestro organismo.
Su principal función es la de catalizar reacciones químicas, es decir, facilitan el trabajo de los enzimas, que son los encargados de realizar dichas reacciones, cuyo conjunto constituye el metabolismo de nuestro cuerpo.
Infinidad de causas pueden alterar el correcto funcionamiento de nuestro metabolismo, compuesto por infinidad de reacciones enzimáticas en cadena en cada célula de nuestro cuerpo y que tienen sus particularidades en cada uno de nosotros.
Estas particularidades metabólicas junto al resto de factores biológicos y psíquicos que nos definen, hacen que una persona tenga más o menos facilidad para vivir en el medio que lo rodea, es decir, más o menos facilidad para mantenerse sano o para enfermar y poder recuperarse.
Todo este conjunto define lo que llamamos terreno individual. Según nuestro terreno tendremos ciertas características genéricas como por ejemplo la tendencia a sufrir determinadas enfermedades.
Como unidad biopsicosocial que somos, estamos continuamente interaccionando y buscando un equilibrio que en condiciones ideales es la salud en su sentido más amplio. Cuando nuestros sistemas de regulación funcionan correctamente se dice que estamos en un estado de compensación.
Cuando, por el contrario, nuestros sistemas de regulación son incapaces de recobrar el estado de equilibrio adecuado, entramos en un estado de descompensación donde aparecerán síntomas tanto físicos como psíquicos condicionados también por nuestro terreno individual.
Este conjunto de síntomas definirán lo que llamaremos patología funcional, dentro de la cual podemos definir 4 grandes síndromes, cada uno de los cuales es tratado con uno o varios oligoelementos asociados:
  • Los sistemas de regulación funcionan demasiado: síndrome hiperreactivo (Manganeso)
  • Los sistemas de regulación no funcionan lo suficiente: síndrome hiporreactivo (Manganeso-Cobre)
  • Los sistemas de regulación funcionan de forma anárquica o inadecuada: síndrome distónico (Manganeso-Cobalto)
  • Los sistemas de regulación casi no funcionan: síndrome anérgico. (Cobre-oro-Plata)

¿En qué nos puede ayudar la oligoterapia?

Al aportar los oligoelementos catalíticos correspondientes, hacemos que los sistemas de regulación funcionen mejor, permitiendo así la recuperación del equilibrio hacia un estado de compensación, es decir de salud. Este es el momento donde los oligoelementos son más efectivos.
En el caso en que no hiciéramos nada, el desequilibrio funcional evolucionaría hacia la aparición de una patología orgánica (con alteración de estructuras de nuestro cuerpo), donde podemos diferenciar 2 fases: inicialmente entraríamos en un estado lesional reversible, donde los oligoelementos aún tienen capacidad resolutiva, y si sigue el desequilibrio, después aparecería un estado lesional irreversible, en el que el papel de los oligoelementos ya es limitado (únicamente como coadyuvante en ciertos momentos de otras terapias más contundentes) Una valoración previa del terapeuta nos dará una idea de las posibilidades reales de esta terapia en cada caso.
En conclusión, al tratar la oligoterapia las bases del inicio de la enfermedad y las tendencias a enfermar o puntos débiles de la persona, ésta es más efectiva cuanto más cerca de la alteración funcional nos encontremos.
Al tratar a una persona, debemos tratar el síndrome en el que se encuentra en ese momento (puede variar a lo largo de la vida) y además añadiremos otros oligoelementos en función de la patología concreta que tenga. En ocasiones es necesario cambiar algún oligoelemento según sea la evolución de la persona.

Origen e historia de la oligoterapia

El uso más antiguo de un oligoelemento, data del siglo XIII en que Arnauld de Villeneuve daba trozos de esponja marina asados a enfermos con bocio. Conseguía mejorías pero sin saber que era debido al yodo que contenían las esponjas. En 1819 Coindet demuestra que era el Yodo el responsable de que las esponjas fueran beneficiosas en el bocio.
En 1894 Gabriel Bertrand habla por primera vez del papel necesario del Manganeso para el correcto desarrollo de organismos como por ejemplo los hongos con los que experimentó. Hasta entonces los oligoelementos eran considerados impurezas sin ninguna función.
En los años 30 Jacques Menetrier, basándose en los trabajos de Bertrand y sus colaboradores, desarrolla lo que podemos considerar la oligoterapia actual, estableciendo sus bases y profundizando en el efecto terapéutico de diferentes oligoelementos en seres humanos.
Actualmente se sigue investigando la aplicación de nuevos oligoelementos en diversas enfermedades.